El mundo desde nuestro punto de vista

martes, 3 de abril de 2012

Diario de... Un demente "Matanza"


Estaba Demetrio en casa, preparando su mochila para el trabajo. Tenía mala cara, pues llevaba tiempo sin dormir del tirón. Debía de ser por el miedo a ser cazado. En el fondo le hacía gracia, sería el cazador cazado. No era por remordimientos, puesto que una sonrisa se le aparecía en la cara cada vez que veía la calavera del ladyboy en su mesilla. O cuando se le quemaba un poco la carne cocinando, eso olía al vecino pensaba.
Acababa riendo como un loco, con una risa estremecedora, digna del Sr. Burns.
Se disponía a ir al trabajo con su mochila. Se fue hacia la sede de la empresa a coger su arma y el coche.
Cuando llegó estaba su jefe Dionisio, un hombre alto de pelo blanco.
Dionisio le dijo que tendría que trabajar el fin de semana, que nadie podía ir a trabajar por el.
Demetrio no pudo ocultar su disconformidad, a lo que Dionisio le dijo: "esto son lentejas".
Demetrio se fue sin mediar palabra, pero había fuego en su interior. Intento quitar de su mente al gilipollas de su jefe.


Dio una ronda por el polígono, estaba tranquilo. Apenas quedaba gente trabajando. Esperó a ir al bar a la hora del cierre. Lo hacia siempre, había una chica muy simpática que le invitaba al cafe, solo por la compañía a la hora del cierre. El polígono por la noche se convertía en un lugar muy inhóspito y tétrico.
Pero aun era muy temprano así que Demetrio saco su portátil, busco la carpeta de cuarto milenio y puso el ultimo programa.
No obstante Demetrio no se quitaba de la cabeza al gilipollas de su jefe, mientras le daba vueltas al tambor de su revolver.
Estaba muy cansado en un oscuro callejón del polígono. El ralentí del coche le mecía.
De repente un relámpago cruzo su mente, aceleró el coche como un loco y puso rumbo a la empresa.
Detuvo el coche encarado hacia la puerta ante la atenta mirada de el pánfilo recepcionista. Aceleró el coche destruyendo las puertas. Atropello al recepcionista por la cintura contra la pared. Este tosía sangre abundante, Demetrio apoyo su revolver en el ojo del recepcionista, a través del inexistente parabrisas. Disparó. Se bajo del coche en busca de Dionisio y su fiel secretaria Tasia. Con el revolver en ristre y su porra extensible de acero en la mano izquierda, sesos en la cara y la camisa, del pánfilo. Lo vió venir Tasia, que estaba llorando en el suelo. Demetrio la levanto para esposarla y divertirse con ella. Al levantarla vió salir a Dionisio disparando un arma. Reaccionó instintivamente poniendo a Tasia como escudo humano, que recibió un disparo en el abdomen, mientras Demetrio disparó a Dionisio que recibió un disparo en el pecho. Lo tiro de espaldas.
Demetrio se acercó a su herido jefe. Le dio la vuelta encima de la mesa y le bajó el pantalón.
Introdujo el cañón del revolver en su recto y disparo 2 veces. El destrozo fue increíble no quedaba cabeza reconocible. Había trozos por todos lados de sesos y tripas. Mientras Tasia miraba atemorizada. Era una mujer de unos 35 años rubia, no esta mal pensó Demetrio.
La desnudo y enculó brutalmente con su tranca, pero eso era poco pensó Demetrio.
Le dio la vuelta y busco su herida de bala. Le introdujo su pene entre terribles sufrimientos de Tasia. Además le metió el revolver en la boca para que no gritara. Y cuando llegó al éxtasis disparó sacando un poco el revolver de la boca. Fue dantesco, le quito media cabeza solo quedó la lengua fuera. La parte de arriba del cráneo desapareció. De repente oyó su nombre.
Joder era un puto sueño. Le estaba llamado la chica del bar. Lastima no fuera verdad pensó.
(continuará)
Desde mi WC el Sr. Desecho

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